Hay lugares en el mundo donde uno siente que la naturaleza no es un decorado, sino la protagonista absoluta. Costa Rica es uno de ellos. Este pequeño país centroamericano es una joya para quienes sueñan con caminar por senderos entre lianas u oír el aullido de un mono en la distancia. Experiencias como estas, que solo un lugar como Costa Rica es capaz de ofrecer, suponen mucho más que un viaje. Es toda una inmersión en la más pura y vibrante vida natural costarricense. Una reconexión con el planeta en su forma más esencial.
En Planes con Duende somos amantes de organizar viajes que transformen. Y, sin duda, Costa Rica tiene ese poder. Es un destino para quienes se dejan llevar por la curiosidad, el asombro y el respeto por el entorno. Además, su compromiso con la sostenibilidad y la conservación ha convertido al país en un referente mundial. Por eso, recorrerlo es entender que otra forma de habitar y entender el mundo es posible, observándolo desde su lado más natural. Te invitamos a descubrirlo a través de sus bosques, su fauna y sus parques, donde cada paso se convierte en una experiencia inolvidable.
Bosques que respiran vida
Costa Rica es sinónimo de verde. Pero no de un verde cualquiera, sino de una gama infinita que cambia con cada hoja, cada bruma, cada rayo de sol que se cuela entre las copas… Caminar por los bosques costarricenses es adentrarse en un universo que respira y que late. Monteverde, por ejemplo, es un bosque nuboso que parece sacado de un sueño. La niebla lo envuelve todo con un velo místico, mientras el canto de los quetzales resuena entre las ramas. Además, sus puentes colgantes permiten ver desde arriba ese mundo que bulle de vida.

En el otro extremo, el Parque Nacional Corcovado, en la península de Osa, ofrece una experiencia distinta. Se trata de una selva tropical intensa y salvaje. Allí, los senderos se abren paso entre una vegetación tan densa que parece no tener fin. Cada paso que des en este entorno puede ser el preludio de un encuentro inesperado. Es más, caminar por Costa Rica es dejarse llevar por el ritmo del bosque; sin prisa, escuchando el entorno. Es observar, aprender, maravillarse… Y, sobre todo, respetar.
Encuentros con la fauna de Costa Rica
Si algo define a Costa Rica es su extraordinaria biodiversidad; y lo mejor es que no hace falta ir muy lejos para encontrarla. La fauna aparece, literalmente, en el camino. En una caminata matinal puedes encontrarte con un grupo de monos carablanca cruzando las copas de los árboles. Y si levantas la vista justo a tiempo, tal vez descubras un perezoso durmiendo, ajeno a lo que ocurre alrededor. Los tucanes, con sus picos multicolor, parecen salidos de un cuento, mientras que las ranas rojas con ojos saltones saltan entre las hojas con una agilidad que hipnotiza.



Por esa forma en la que puedes toparte con la fauna costarricense decimos que no se exhibe, sino que se revela. Solo hace falta un poco de paciencia para vivir momentos verdaderamente únicos. También es común ver iguanas tomando el sol, coatíes curioseando en los caminos, o escuchar el croar lejano de ranas arborícolas al caer la noche. Y lo más emocionante es que estos encuentros suceden de forma natural. No es un zoo, ni un espectáculo. ¡Es vida salvaje en estado puro! Y eso tiene un valor incalculable. Además, en nuestra agencia, una de nuestras máximas es promover un turismo responsable. Entonces, te animamos a observar, fotografiar, disfrutar… pero siempre desde el respeto. Sin invadir y sin alterar.
Parques nacionales con alma propia
Costa Rica protege más de una cuarta parte de su territorio bajo la figura de parques nacionales y reservas biológicas. Y no es para menos. Cada uno de estos espacios es un mundo en sí mismo; con su clima, su fauna, su historia… El Parque Nacional Tortuguero, en la costa del Mar Caribe, es un santuario para la nidificación de tortugas marinas. Recorrer sus canales en barca al amanecer es una experiencia mágica, donde la selva se despereza junto a ti. Y en Manuel Antonio -el más pequeño, pero también uno de los más visitados-, la combinación de playas paradisíacas y selva convierte cada paso en una postal de ensueño. Rincón de la Vieja, en el norte del país, ofrece una experiencia distinta; con geiseres, aguas termales, fumarolas y senderos que serpentean entre paisajes volcánicos. Es un recordatorio de que la naturaleza también tiene un carácter volcánico y cambiante.



Debes saber que lo más interesante de los parques nacionales de Costa Rica es que, más allá de su belleza, son ejemplos vivos de conservación y educación ambiental. Visitar estos espacios es aprender, comprender y sentir. Y desde Planes con Duende siempre elegiremos formas sostenibles de explorarlos, minimizando el impacto sin repercutir en el gran asombro que puedes experimentar con esta vivencia.
Por todo lo comentado, y mucho más, viajar a Costa Rica va más de visitar un destino. Es sumergirse en una experiencia que despierta los sentidos y que deja huella. En un mundo donde muchas veces vivimos de espaldas a la naturaleza, este país nos invita a girarnos, a mirar de frente y a volver a escuchar el murmullo del bosque. Y siempre, con respeto y admiración. Es en este tipo de viajes en los que creemos desde Planes con Duende. No solo por lo que ves, sino por lo que sientes. Porque admirar la naturaleza de Costa Rica es mucho más que ver un simple paisaje. Cada ruta es una oportunidad para conocer algo nuevo. Aprovéchalo con todos los sentidos. Porque en Costa Rica, lo natural es dejarse llevar.