Sentirse un héroe de la Grecia Clásica
En Grecia comenzó todo, y de su antigua civilización hemos heredado el pensamiento y las prácticas occidentales del presente; un modo de pensar, de actuar y de organizarnos como sociedad. Porque la riqueza de Grecia no tiene límites y nunca los ha tenido. ¿Quién no ha deseado perderse por sus legendarias islas rodeadas de aguas turquesas? ¿O empaparse de su rica cultura e historia? Precisamente esta última faceta del país será el hilo conductor de este artículo, que lejos de hacer un listado de los lugares que no te puedes perder de Grecia, busca mostrar un recorrido por su mitología y los diferentes relatos que esconden sus regiones.
Leyendas y mitos que explican los orígenes del mundo y cuentan las vidas e historias de dioses, héroes y criaturas que, en la Grecia Clásica, lo eran todo para la civilización. Todo ello perdura hoy en día, dejando en el territorio heleno una huella imborrable, unos relatos inmortales y ciertas zonas de un valor histórico y mitológico incalculable.
El Monte Olimpo, hogar de los dioses (Tesalia)
Empezamos nuestro recorrido por la mitología griega por lo más alto entre lo más alto; es decir, el Monte Olimpo. El lugar que los dioses, encabezados por Zeus, escogieron como residencia: Hera, Deméter, Hestia, Poseidón, Hades, Dionisio, Hermes, Afrodita, Hefesto, Ares, Artemisa, Apolo y Atenea. La montaña más grande de toda Grecia, de casi 3000 metros de altura; majestuosa y de impresionante belleza. Con razón los antiguos griegos creían que allí habitaban sus dioses y diosas, en mansiones de cristal inalcanzables e imperceptibles para los mortales.
En concreto, la leyenda cuenta que estos dioses mandaron a un grupo de Cíclopes a construir sus palacios en esta zona de la antigua región de Tesalia (que hoy en día mantiene el nombre), para que todos ellos pudieran vivir cómodamente. ¿Les hubiera agradado a estas deidades que en la actualidad convirtieran su residencia en un Parque Nacional? Al menos para disfrute de los mortales, la fauna espectacular y los picos de las montañas de alrededor rozando las nubes otorgan una postal de ensueño. Pasear por los alrededores del Monte Olimpo es toda una gozada; en cambio, escalarlo y llegar a la cima, queda “al alcance de dioses”.
Predicciones y cantos divinos a los pies del Parnaso (Beocia)
De la zona norte nos dirigimos a la Grecia central, a la histórica y antigua región de Beocia, para presenciar a los pies del Monte Parnaso el famoso Oráculo de Delfos (cercano a la ciudad de este mismo nombre). Se trata de un gran recinto sagrado levantado en honor a Apolo, dios de la belleza; el lugar más importante de la tierra, según los antiguos griegos. La mitología narra que las musas, ninfas y diosas menores del canto y la poesía se reunían en aquella zona de manantiales y fuentes para cantar al son que Apolo marcaba con su lira.
Con tal carácter divino, el Oráculo (que ya existía desde el siglo VIII a. C.) sirvió como lugar al que la gente comenzaba a acudir para conocer el futuro, por medio de un ritual en el que se rendía culto a los dioses. La encargada de predecir el devenir era la Pita (de donde deriva la palabra ‘Pitonisa’), y sus argumentos resultaban de gran importancia para la civilización helena. De hecho, el lugar llegó a ser el centro religioso de la Grecia Clásica y su influencia era tal que a él se acudía incluso para conocer el proceder durante las conflictos bélicos o decisiones políticas.
La calma de Ítaca
Cambiamos la península por una isla. O, más bien, por una alegoría, un símbolo de cómo alcanzar nuestros sueños: Ítaca. Situada en el mar Jónico, esta pequeña porción de tierra fue el escenario de uno de los mitos más famosos de la Grecia Clásica que Homero narra en la Ilíada y la Odisea, con Ulises como gran protagonista. Su relato cuenta cómo partió de Ítaca para participar en la Guerra de Troya, aguardándole en la isla su esposa Penélope y su hijo Telémaco. Ella le esperó pacientemente durante una década, rechazando a todos los pretendientes, convencida de que su marido regresaría triunfante. Y, efectivamente, así fue.
Lejos del carácter aventurero que narra la leyenda sobre la isla, Ítaca es hoy en día un lugar relajado, tranquilo y remoto, plagado de exuberante vegetación y pintorescos pueblos. Sus playas de aguas cristalinas forman un paisaje lleno de esplendor y magia que bien pudo contemplar la propia Penélope cuando vio regresar a Ulises como un héroe de la guerra.
Las puertas del Infierno (Laconia)
Y si nuestro recorrido comenzó en lo más alto, en el Olimpo, merece terminarse en el confín más bajo: el Inframundo. En la región del Peloponeso, en la antigua área de Laconia, se encuentra la desolada península de Mani, donde los habitantes de la Grecia Clásica situaban el acceso al infierno. Según la mitología, el oscuro y profundo reino de Hades acogía las almas de los difuntos, sin que ello amedrentara a numerosos héroes y dioses que se aventuraban a hacer ese peligroso viaje al inframundo. Orfeo se adentró para traer de vuelta a su amada Eurídice, y Heracles hizo lo propio para capturar al perro de tres cabezas Cerbero, guardián de Hades, y llevarlo ante Euristeo.
Tal vez la idea de adentrarse en el infierno no sea la más atrayente, aunque al menos existe la posibilidad de llegar a su entrada. En la citada península de Mani, bajo un antiguo Oráculo de Neptuno, se encuentra la mítica cueva de Cabo Ténaro, la cual se pensaba que daba acceso al reino de Hades.
Vivir un viaje a Grecia de forma distinta y conocerla en su faceta más clásica es posible, llegando incluso a verte como el propio protagonista de los mitos de la antigüedad. Ponte en la piel de los antiguos héroes clásicos y disfruta de un país que ofrece arte y cultura en cada rincón de su geografía. Un entorno único repleto de magia y mitología.