El Parque Kruger, además de ser el más grande de Sudáfrica, es un paraíso natural repleto de una impresionante vida salvaje, una aventura de contrastes en un territorio legendario y aún virgen donde el león sigue siendo el rey.
Visitarlo es poder disfrutar de los paisajes o los atardeceres en la sabana, que tienen el poder de dejarte embelesado. Porque cuando el sol se pone aquí, es como un enorme disco de fuego, y una luz anaranjada baña el horizonte. La estampa es, sin duda, una de las cosas más bellas que vas a contemplar jamás.
Kruger es ver todo tipo de animales salvajes en libertad, tanto grandes como pequeños, porque no solo son los Big Five, también son los Little Five, formado por la hormiga león, la tortuga leopardo, la musaraña elefante, el escarabajo rinoceronte y el tejedor de búfalo de pico rojo.
Visitar el parque Kruger es sentir la emoción de poder ver el brillo de los ojos de los animales cuando cae la noche sin saber de qué especie se trata.
Es una experiencia única, una de esas cosas que hay que hacer al menos una vez en la vida.
Más allá de los “big five”
Pero el Parque Nacional Kruger va más allá de los Big Five; es uno de los pocos lugares de la tierra donde lo insólito cautiva y lo más salvaje estremece.
Con una extensión superior a los 20.000 kilómetros cuadrados, y declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO, es uno de los parques más grandes y con mayor diversidad ecológica del mundo.
En él es posible contemplar en libertad a los llamados “Cinco Grandes”, una auténtica leyenda africana y el repoker de ases de la naturaleza. No en vano, uno de los mayores atractivos de hacer un safari es poder ver a los grandes depredadores de la sabana, las estrellas del reino animal y uno de los principales motivos por los que visitar el parque.
Porque visitar el parque Kruger no es solo la aventura de sumergirte entre su innata flora y fauna, sino también en la belleza del hábitat en el que se encuentran. Es poder dormir en hoteles bajo un manto de estrellas, contemplando uno de los firmamentos más nítidos del planeta, escuchar la brisa de la noche entre los árboles, los sonidos nocturnos de aves y depredadores en la sabana, a los hipopótamos zambullirse en el río,… Es conexión en estado puro con la naturaleza.