Vietnam, con su rica historia y diversidad cultural, es un destino que va más allá de sus paisajes rurales, sus bulliciosas ciudades y deliciosa gastronomía. En el corazón de esta nación se encuentra una espiritualidad arraigada en siglos de tradiciones, donde el budismo, el respeto a los antepasados y las supersticiones se entrelazan para crear una forma de vivir única. Hablamos de un viaje a lo intangible, a través de la espiritualidad de un país que tiene algo que lo diferencia del resto de Asia. Hay que nacer en Vietnam o pasar allí mucho tiempo para sentir de verdad lo que para sus habitantes supone su fe. Aun así, en Planes con Duende somos capaces de hacerte descubrir cómo estas creencias han moldeado la identidad del país y han dejado su huella en sitios sagrados y rituales cotidianos.
El budismo en la espiritualidad de Vietnam
Vietnam es hogar de una población mayoritariamente budista, con influencias mahayana y theravada, ramas de esta religión que comparten doctrinas y enseñanzas. Y es que el budismo, que llegó al país en el siglo II a.C., ha dejado una profunda marca en la espiritualidad vietnamita. Un lugar emblemático que refleja esta influencia es la Pagoda de Tran Quoc en Hanoi, la más antigua de la ciudad. Rodeada por las serenas aguas del lago Tây, este templo budista es un refugio de tranquilidad donde los monjes rezan y los visitantes encuentran la paz interior. En un ámbito más rural, en los Montes Huong Tich, se encuentra la Pagoda perfumada. Se trata de una cueva sagrada que alberga varios altares dedicados a deidades budistas y ofrece una vista impresionante de los arrozales y montañas circundantes.
Aun así, aunque en Vietnam predomine la religión budista, otra cualidad espiritual del país es la mezcla de creencias que conviven en él. Un ejemplo es el clima de veneración que se palpa en el Templo de la Literatura en Hanoi, dedicado a Confucio. Cierto es que el confucianismo no es una religión en sí misma, pero sus principios éticos han moldeado la sociedad vietnamita durante siglos. Este templo, con sus apacibles jardines y sus antiguos pabellones, es un testimonio de cómo diferentes filosofías coexisten en armonía en Vietnam.
Los vínculos inquebrantables con el pasado
El respeto a los antepasados es una parte fundamental de la espiritualidad vietnamita. Uno de los rituales más destacados es la festividad del Tet, el Año Nuevo Lunar (entre enero y febrero). Durante este período, entre las diversas actividades que se realizan, las familias se reúnen para honrar a sus antepasados, limpiando y decorando los altares familiares, realizando ofrendas y celebrando ceremonias especiales en templos y pagodas sagradas. El ya mencionado Templo de la Literatura es también un lugar donde se rinde homenaje a los eruditos y maestros del pasado, estableciendo un puente entre las generaciones. Aunque lo que de verdad impera en Vietnam es el culto doméstico, incluso con altares en casa y negocios, pues se cree que las almas de los antepasados velan por proteger a sus familiares y descendientes después de la muerte.
La Ciudadela Imperial de Huế, declarada Patrimonio de la Humanidad, es otro sitio que resalta la importancia de los antepasados. Este complejo monumental fue la sede de la dinastía Nguyen y alberga la Ciudad Púrpura Prohibida, donde se llevaban a cabo ceremonias importantes para rendir homenaje a los ancestros reales. Echando nuevamente la vista atrás, los campos Cu Chi, que jugaron un papel crucial durante la Guerra de Vietnam, también tienen una conexión espiritual. Y es que esta zona alberga aún multitud de túneles que fueron claves durante la batalla. Una red subterránea cargada de valor histórico, pero también espiritual, pues hoy en día conserva algunos altares donde los guerrilleros rezaban por protección antes de entrar en combate.
Una espiritualidad con muchas supersticiones
La espiritualidad vietnamita no estaría completa sin explorar las numerosas supersticiones que impregnan la vida cotidiana, creando un fascinante mosaico de creencias arraigadas en el misterio y la tradición. Estas supersticiones, a menudo transmitidas de generación en generación, son un testimonio del profundo vínculo entre lo espiritual y lo terrenal en la cultura vietnamita. Una de las más arraigadas es la creencia en un Dios de la Tierra llamado ‘Thổ công’, por el que los vietnamitas levantan altares en el suelo cuando realizan trabajos que involucran el contacto directo con la tierra. Otras supersticiones en Vietnam tienen que ver las tortugas, como símbolos de buena suerte y longevidad; de ahí la Torre de la Tortuga en el lago Hoan Kiem de Hanoi.
Otro ejemplo intrigante es la superstición relacionada con el número ‘4’ y su asociación con la muerte, pues la pronunciación de ambas palabras es similar. Por eso, muchos edificios evitan tener el ‘4’ en sus plantas y ascensores, igual que puede ocurrir en España con el ’13’. Asimismo, los mercados flotantes del Delta del Mekong son lugares donde las supersticiones se mezclan con la vida diaria. En este lugar presenciarás cómo los vendedores y compradores practican rituales con incienso para atraer la prosperidad y protegerse contra los espíritus malignos, creando un ambiente de lo más místico.
En conclusión, la espiritualidad vietnamita es un tapiz complejo de creencias que ha evolucionado a lo largo de los siglos. Desde el predominio del budismo hasta el profundo respeto a los antepasados y las arraigadas supersticiones, Vietnam ofrece una experiencia espiritual única. Es su capacidad para integrar diversas influencias en una síntesis armoniosa lo que distingue esta espiritualidad de otras de Asia. Y esa coexistencia pacífica de diferentes filosofías y prácticas espirituales crea una riqueza cultural que define la identidad del país. Por eso, conocer los sitios sagrados y participar en los rituales locales es sumergirse en un mundo donde lo espiritual y lo terrenal se entrelazan de manera única.