Como hemos hablado anteriormente, Japón es un viaje para aquellos que están dispuestos a seguir el hilo rojo del destino. Su espiritualidad, sus costumbres, su gastronomía y una infinidad de atributos que podríamos seguir nombrando…
El arte es un elemento diferenciador y expresado de muchas maneras en su vida cotidiana, pero hay un elemento que se deja ver entre la neblina en algunos días soleados que forma una de sus representaciones más significativas: El Monte Fuji.
Muchas son las leyendas que han dado como resultado; el misticismo y la veneración que tienen los japoneses hacia esta montaña. Y es que ha sido inspiración artística para escritores, pintores…etc .
No es de extrañar porque cuando lo tienes delante, contemplas su cumbre nevada sobre un cielo despejado y azul, contemplas la serenidad y la magnificencia que se respira en el ambiente, no hacen falta palabras para entender el significado que tiene para los habitantes de Japón.
Ha sido siempre centro de peregrinación y base espiritual venerada en todas las religiones que confluyen en el país. Ahora podrás disfrutarlo haciendo un trekking hasta alcanzar su cima a 3776 m, enviar una postal a tus seres queridos desde la oficina postal más alta de Japón, obtener tu sello caligráfico Goshuin para la colección o simplemente disfrutar las vistas del amanecer en el país del sol naciente. Eso sí, solo en los meses de verano cuando su cumbre queda menos blanca.
Japón es un destino para aquellos que buscan un contraste cultural, naturaleza y a la vez el trasiego aplastante de sus ciudades. Mundo rural, buena gastronomía, costumbres que fusionan una educación impecable con influencia espiritual.
Oriente y occidente se dan la mano en un escenario único al cual podríamos otorgarle infinidad de atributos, pero uno a destacar y es que Japón tiene mucho Duende.