Conoce el paso de los años a través de un viaje de lo más histórico
Las tierras de Grecia, cuna de la civilización occidental, han sido testigos de infinidad de acontecimientos en la historia de la humanidad. Hablar de este país es hablar de una cultura, una tradición y una civilización asentadas desde hace milenios, que han dejado su huella en la actualidad y que son indudables reclamos para todos los viajeros que se lanzan a empaparse de su riqueza histórica. Y es que Grecia cuenta con algunas de las ciudades más antiguas del mundo y acogió a numerosas civilizaciones que se asentarían y dejarían su huella en el territorio, sirviendo de influencia para toda la humanidad.
Porque, además de la palabra ‘historia’, otra que bien va ligada a Grecia es ‘sorprendente’. No hay nadie que no quede fascinado ante el patrimonio griego que aún se conserva y el legado de tantos y tantos pueblos que contribuyeron a la riqueza cultural e histórica de esta región. Por eso decimos que viajar a Grecia es hacer un viaje a través de la historia. A primera vista, sin menospreciar su importancia, podrás llegar a pensar que todo gira alrededor de ruinas históricas y dioses, pero lo cierto es que el esplendor de Grecia en la Antigüedad fue tal que cada etapa dotó al país de muchas y distintas transmisiones a lo largo del tiempo. Así que en Planes con Duende queremos guiarte en esa fascinante historia de la Antigua Grecia, repasando sus épocas más importantes y el legado obtenido de ellas, el cual podrás apreciar en tu viaje a este increíble país.
Origen prehistórico
Realmente, la civilización de la Grecia Antigua (y por ende, la actual) no solo tuvo su origen en la península balcánica, sino que surgió en la Edad de Bronce también en la cultura cretense. Es decir, que el comienzo de toda esta historia de Grecia se da en lo que hoy se conoce como la isla de Creta y en la ciudad de Micenas, la cual fue la más importante en aquel período. Los segundos llegaron a imponerse a los primeros, los cuales destacaban por sus dotes para el comercio en un enclave privilegiado del Mediterráneo.
Hoy en día podrás comprobar que Creta es un lugar con mucho encanto donde disfrutar de increíbles playas, buena comida, un ambiente relajado y una naturaleza imponente. De la cultura minoica de antaño se conservan restos del Palacio de Knossos (centro político y cultural, considerada la ciudad más antigua de Europa) y del Palacio de Phaistos (otra gran ciudad de la época minoica) envolviendo a ambos templos un velo de misterio arqueológico. Por su parte, Micenas se erige hoy en día como una ciudad-fortaleza a la que se accede por la famosa puerta de los leones, una imponente y majestuosa entrada a la muralla de la ciudad que albergó varios tesoros ocultos junto a sus tumbas.
Grecia Arcaica
Con la Guerra de Troya y la conquista de los dorios se puso fin a la Edad de Bronce y se inició en Grecia un período oscuro de retroceso cultural en el que, sin embargo, tomaron gran protagonismo Esparta y Corinto. Ambas ciudades lideraron posteriormente el resurgir de Grecia en su época arcaica, recuperando su esplendor político, económico y cultural. Dicha recuperación se dio gracias a la instauración de ciudades-estado independientes llamadas ‘polis’, permitiendo su independencia política y sus vínculos religiosos, económicos y culturales el desarrollo de la región.
La Esparta actual está situada en el lugar exacto en el que estuvo ubicada la antigua, disuelta antes del nacimiento de Cristo. Poco queda de aquel aguerrido pueblo que se lanzaban a luchas sin temer a la muerte, lo que les hizo ser temidos y reconocidos en todo el territorio. Sin embargo, sí podrás al menos presenciar las ruinas de la Acrópolis del rey Menelao, de las que incluso se llegó a tomar material para construir la Esparta actual. Cerca de la entrada a estas ruinas se erige una estatua en honor al mítico rey y guerrero Leónidas I. En cambio, Corinto sí mantiene algo más de lo que fue su cultura, repartida entre las ruinas de la Antigua Corinto (corazón de la antigua polis con mucha influencia romana posterior que albergaba el ágora, el Templo de Apolo, la fuente de Glauce y el Templo de Octavia), el Museo Arqueológico (donde podrás contemplar objetos de las épocas más antigua de la ciudad) y la Acrocorinto, una extensa acrópolis situada en lo alto de una colina.
Coincidiendo con la importancia de estas zonas del Peloponeso, Delfos y Epidauro fueron otros lugares que comenzaron a adquirir relevancia en esta época de la Grecia Arcaica. Si te acercas a ellos, la mitología se respira en el ambiente. Fueron lugares de peregrinación en la Antigüedad, hasta el punto de pensar que cada resto que actualmente se mantiene fue entonces una vía de comunicación directa con los dioses. En Delfos podrás visitar el santuario de Apolo, el Oráculo de Delfos y el santuario de Atenea, lugares de culto sagrados engalanados a su alrededor con diferentes templos, termas, teatros y fuentes. Por su parte, en Epidauro destaca su increíble teatro, bien conservado, uno de los más importantes de Grecia, junto al cual se encuentran otras obras clásicas como el Templo Asklepios, Tholos, restos de un estadio y el Museo Arqueológico.
Grecia Clásica
El apogeo de Grecia se dio entre el V a. C y el IV a. C., coincidiendo con el control que Esparta y Atenas impusieron sobre sus polis vecinas, aumentando así su poder en el territorio. La hegemonía de Atenas en la alianza de polis griegas para enfrentarse a los persas en las Guerras Médicas fue tal que este período de la Grecia Clásica es también conocido como la ‘Edad de Oro de Atenas’, o ‘Siglo de Pericles’, en honor al gobernante que llevó a la ciudad a su máximo esplendor.
La capital griega contiene actualmente innumerables riquezas históricas de aquella época. El lugar perfecto para que conozcas todo lo que desees sobre la impresionante historia de esta ciudad es sin duda su famosa Acrópolis. El Partenón y el Templo de Erecteion fueron dos de las obras levantadas por Pericles en esta época clásica de Grecia, destacando a su vez en el complejo otras construcciones como el Teatro de Dioniso, el Odeón de Herodes Ático o el Templo de Atenea Niké. Asimismo, Atenas conserva aún restos del Templo de Zeus Olímpico, de su Ágora Antigua y de la romana, y de la necrópolis de Kerameikos. Por su puesto, no solo a través de estos históricos yacimientos conocerás todos los encantos de la capital, pues una visita de tal calibre no sería plena si no disfrutaras también de los acogedores barrios, sus tradicionales mercados y las maravillosas vistas que ofrecen las colinas de los alrededores.
Aparte de Atenas, otro lugar que comenzó a adquirir prestigio en esta época clásica fue la ciudad de Olimpia, al albergar los primeros Juegos Olímpicos de la historia. Aunque no solo se hacían allí competiciones deportivas cada cuatro años, sino también torneos de historia, matemáticas y otras disciplinas capaces de lograr una tregua en toda guerra que transcurriera. Olimpia mantiene aún su estadio y restos del antiguo gimnasio, los cuales podrás visitar junto con otros yacimientos como la Casa de los Sacerdotes, el Taller de Fidias, el Recinto de Zeus o el Templo de Hera.
Grecia Helenística
Las diferencias entre atenienses y espartanos desembocaron en la Guerra del Peloponeso que Filipo II aprovechó para convertir el reino de Macedonia en una nueva potencia dentro de Grecia. Sus recursos y su clima de estabilidad (alejado de la debilidad de las polis metidas en guerras) permitió a Alejandro Magno seguir conquistando territorios y formar su gran imperio. Su muerte, además de la repartición de los territorios, influyó enormemente para que el mundo helenístico surgiera de la fusión de culturas que él anexionó bajo su poder.
Pela, lugar de nacimiento de Alejandro Magno, fue una de las ciudades más relevantes durante le expansión macedonia que aún preserva varios restos de su esplendor. Por ejemplo, su yacimiento arqueológico conserva el inmenso ágora con atrios y antiguos talleres a su alrededor, destacando sobre todo tres increíbles y perfectamente conservados mosaicos que adornan el lugar con diferentes representaciones: una caza de ciervos, el mito del rapto de Helena por Teseo y un combate entre un griego y dos amazonas.
Pero esta Grecia helenística tenía sus horas contadas hasta que, finalmente, cedió ante la colonización romana tras la batalla de Corinto. Con Roma en el mando político todo cambió: la división de territorios, la estructura social, la economía e incluso ciudades como Esparta y Atenas perdieron su importancia. No fue así con la cultura y la vida interna, ambas acogidas por los romanos de la propia Grecia.
¿No es apasionante aprender y rememorar la historia al tiempo que disfrutas viajando? Porque todo esto es lo que engloba viajar a Grecia. Recorrer sus ciudades y pueblos es sinónimo de viajar a través de la historia, conociendo en profundidad una cultura que sigue formando parte de nuestra actualidad. No pierdas la oportunidad de viajar al pasado y empaparte de toda la riqueza histórica que aún conserva este país.