El artesano, es aquel que ejerce un oficio de artesanía. Es una persona que dedica su tiempo con esmero y pasión a crear. Casi como un alquimista conoce bien las materias primas de su entorno, las que trabaja, transforma y combina con delicada paciencia para lograr su ambición, destilar de su ingenio y de la materia algo que llevara su impronta y pueda ser reconocido y valorado.
Es por ello que en muchas ocasiones solo trabajará a demanda, su pretensión no es crear cosas impagables o inaccesibles, sino más bien con miras a llegar a una parte de la sociedad que priorice lo especial, sostenible y ponga en valor lo local, por encima meramente del precio.
El artesano es pues un artista.
El artista casi sin reparar en ello consagra su vida a la búsqueda del duende. Búsqueda de las raíces, de lo autentico, del inconformismo, del inventar, del querer hacer las cosas de otra manera. Y como no de la sensación de embriaguez que se produce cuando el trabajo además de estar bien hecho es reconocido.
De los gremios nacen los maestros como Federico Garcia Lorca y del merecido reconocimiento el recuerdo de sus palabras que tan al hilo nos vienen … nos decía sobre el duende “que no es cuestión de facultad, sino de verdadero estilo vivo; es decir, de la sangre; de viejísima cultura, de creación en el acto”.
Más cerca aún de nuestro propósito nos encontramos que como amante viajero escribía “…al viajar van desfilando una serie interminable de cuadros naturales, de tipos, de colores, de sonidos y nuestro espíritu quisiera abarcarlo todo y quedarse con todo retratado en el alma para siempre…”
De ahí nace pues nuestra consagrada búsqueda del duende con la humildad del aprendiz y con la firme convicción de llegar a ser verdaderos artesanos del oficio de viajar.