Trogir, la ciudad hecha museo
Existen ciudades con tal belleza arquitectónica que, más que sitios para vivir, son lugares que despiertan asombro. Como si de un museo convencional que expone auténticas joyas se tratara. Y así es precisamente como muchos definen Trogir, una ciudad histórica en la costa de Dalmacia bañada por las aguas del Mar Adriático, que tiene la peculiaridad de estar construida sobre una pequeña isla situada en el estrecho que une el continente y la isla de Ciovo. ¿Te habías imaginado alguna vez cruzar un pequeño puente y terminar en un antiguo pueblo románico? ¡Pues eso es Trogir!
Pesquera, encantadora, mágica, tradicional… Podríamos dedicar todas las líneas de este post a los adjetivos que definen esta histórica ciudad que fundaron los griegos en el siglo III a. C. y que tiene el honor de ser considerada el complejo románico-gótico mejor conservado de Europa central. De ahí que veamos Trogir como un excepcional museo al aire libre
Y es que un lugar con tanto Duende debe ser imprescindible en toda visita por la costa de Dalmacia. Es una ciudad pequeña, pero te aconsejamos pasar al menos una noche para verla con calma y disfrutarla plenamente. ¿Por qué obviar un lugar que la propia UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad? Por eso te invitamos a descubrir todos los encantos que esconde Trogir, para que te quedes prendado de su arquitectura, sus playas y su gastronomía únicas.
Tres pilares culturales
Por su puesto, Trogir reúne los encantos de toda ciudad de Dalmacia que se aprecie: pequeñas casas barrocas y renacentistas con sus tejados anaranjados, murallas que rodean la urbe, pequeñas callejuelas por las que perderse y que te transportarán a otro siglo… Por eso, no hay nada como pasear por Trogir para conocerlo realmente bien. Caminando entre sus estrechas calles llegarás en poco tiempo a sus puntos clave, que se erigen como elementos culturales de mayor interés.
Uno de ellos es la Fortaleza Camerlengo, construida por los venecianos en el siglo XV, después de que estos conquistaran la ciudad. Podrás subir a la parte superior de este majestuosos edificio, desde donde se aprecian espléndidas vistas. Aparte de su valor histórico, la fortaleza acoge hoy en día un cine al aire libre y diversos eventos culturales que amenizan las jornadas veraniegas en Trogir.
Otra visita obligatoria es el Monasterio de San Nicolás, un convento de monjas benedictinas de clausura en el que podrás presenciar la imagen de Kairós en su Colección de Arte. Se trata del dios griego de la felicidad, representado como un joven con alas en la espalda y en los pies, siendo este relieve del siglo III a. C. el más antiguo de Trogir y uno de los dos ejemplares que se conservan en todo el mundo.
La joya de la corona no es otra que la Catedral de San Lorenzo (o St. Lawrence Cathedral). La identificarás fácilmente, pues es el edificio más alto de la isla gracias a su campanario de 47 metros, en el que se funden tres estilos diferentes: gótico, gótico floral veneciano y renacentista. Además, desde esta torre podrás disfrutar de las impresionantes vistas de la ciudad y de las islas más cercanas. De la Catedral en sí destaca su pórtico y la capilla del Beato Juan, aunque el valor artístico más significativo lo tiene la entrada principal, el portal de Radovan.
A los pies de uno de los laterales de la Catedral se encuentra también la plaza Juan Pablo II, el corazón de Trogir, donde están el Ayuntamiento, la Loja y varios bares y restaurantes alrededor. Por eso, en un emplazamiento tan apacible, no hay nada como sentarse a tomar algo en alguna de sus terrazas y disfrutar del ambiente calmado de la plaza, mientras observas cada detalle de los edificios que la componen.
Playas idílicas
Después de visitar la ciudad-museo que es Trogir no puedes perderte otro de los tesoros que la isla guarda a pie de costa: sus playas. Como toda región dálmata, estas son otro de los grandes atractivos, donde poder relajarte y sumergirte en las aguas cristalinas del Adriático, ideales para practicar el buceo.
La más cercana al centro de Trogir es Pantan, una playa de grava a orillas de un mar cristalino, en la que los pinos que conforman la reserva natural que la rodea te cobijarán con su agradable sombra. Algo más lejos se encuentra la playa de Okrug, destacada por su animada vida nocturna en la que nunca falta la diversión.
Además de estas, siempre podrás optar por hacer una excursión en barco a alguna isla cercana que ofrezca también unas playas idílicas en las que descansar y completar tu experiencia en la costa de Dalmacia. Por ejemplo, en islas como Drvenik Mali o Drvenik Veli encontrarás increíbles y hermosas playas en calas y bahías ocultas donde retirarte de todo y estar tranquilo bajo el sol.
Sabores de Trogir
El encanto de la ciudad llega hasta su pintoresco y animado paseo marítimo, tan lleno de vida que no podrás resistirte a pasear por allí bajo las palmeras y pararte en alguno de sus muchos bares y restaurantes para degustar frente al mar algunas de las especialidades de Trogir.
La gastronomía es un punto clave para que tu experiencia en esta isla sea completa, así que anímate a probarlo todo: pescado a la parrilla, brudet (guiso de pescado), cangrejo de río, mariscos, pašticada (ternera estofada con salsa agridulce), cordero, jamón prosciutto, verduras frescas y rafioli, un dulce típico de Croacia.
Los yates y veleros atracados en el puerto dan un extra de belleza y singularidad a la estampa que se forma desde el paseo marítimo con cada puesta de sol. Una estampa mágica que adquiere aún más pureza mientras se degusta alguno de estos platos de la cocina local dálmata.
Si te quedas con ganas de más o quieres probar tus dotes culinarias según las recetas de Dalmacia, siempre podrás acudir al propio Mercado de Trogir, en el casco histórico, encontrado entre su colorido y sus sabores productos frescos y de calidad como frutas, verduras quesos y, por supuesto, vinos de la región.
En definitiva, tal es la riqueza cultural y tradicional de Trogir que, pese a sus escasas dimensiones, tiene tanto por descubrir. Este, uno de los secretos mejor guardados de Croacia, no puede definirse con una palabra que no sea ‘magia’. Trogir es un conglomerado de estrechas callejuelas entre las que corre la brisa marina, engalanando un museo al aire libre en el que conviven estilos de diferentes etapas, pues todas las épocas de la historia quisieron dejar su huella en esta pequeña isla. Si te lanzas a descubrir esta joya de Dalmacia solo hace falta que te demos una única advertencia… Vas a querer regresar.