La belleza natural de Sri Lanka queda fuera de toda duda. Si en imágenes ya te resulta fascinante, vivirla en primera persona te dejará sin palabras. Adentrarte en la gran diversidad de ecosistemas que componen la isla te hará vivir sensaciones, quizás, hasta entonces desconocidas. Porque si por algo se caracteriza este país es por ser escenario de paisajes deslumbrantes. Además, la abundante fauna y flora de Sri Lanka incluye especies únicas, muchas de las cuales son endémicas del país. Y, por supuesto, si hay un destino natural en la isla que sobresale por encima de otros es Sigiriya, con su antigua fortaleza construida en la cima de una gran roca que se eleva sobre la selva.
Hablamos de la estampa más icónica de Sri Lanka. De su epicentro, no solo turístico, sino también natural. Y no es difícil entender por qué. A simple vista sabrás de la riqueza de Sigiriya, con más de 200 metros de altura y antiguas ruinas y frescos que la cubren. La vista desde la cima es espectacular, ofreciendo una panorámica indescriptible del paisaje circundante. Además, esa vida silvestre de la que hablábamos antes está también presente, incluyendo elefantes, monos y una gran variedad de aves en los alrededores.
Damos por hecho que tu viaje por Sri Lanka no puede estar exento de una visita a Sigiriya, menos aún si eres un amante de la naturaleza. Por eso, te proponemos aparte una experiencia que va más allá. Una vivencia desde otra perspectiva, igual de enriquecedora y, tal vez, menos frecuentada. De ahí su especial encanto. Con este post queremos presentarte la roca de Pidurangala, la ‘vecina’ del emblema del país.
Una historia conectada entre Sigiriya y Pidurangala
Pidurangala es una formación rocosa ubicada a escasos kilómetros de Sigiriya. Su historia se remonta a siglos atrás, cuando Sri Lanka estaba gobernada por una serie de reyes budistas. Según la leyenda, esta enorme roca fue el sitio en el que se instaló un monasterio budista en el siglo V, donde se alojaban monjes que buscaban la iluminación espiritual. Un rasgo cultural y sagrado interconectado con la historia propia de la roca más famosa de Sri Lanka. Y es que fue a Pidurangala donde el rey Kashyapa, inmerso en la construcción de su fortaleza sobre Sigiriya, trasladó a los monjes que vivían allí.
Tomada pues como ubicación divina para los budistas de Sr Lanka, a lo largo de los siglos Pidurangala supo mantener esa aura sagrada. La enorme estatua de Buda reclinado es buena muestra de ello, la cual se encuentra en el interior de una gran cueva situada en la cima. Construida a base de arcilla y ladrillo, se considera una de las imágenes más grandes del mundo del adorado asceta. Además de esta figura, y a pesar de que el templo de Pidurangala se encuentre en ruinas, aún se aprecian otros restos de antiguas estatuas y murales que decoran el lugar. Objetos que no solo reflejan las creencias budistas, sino también hindúes y occidentales. Es ese importante patrimonio cultural, así como las impresionantes vistas panorámicas de alrededor, lo que hace de Pidurangala una localización tan especial. Un lugar que no puede ser olvidado en tu ruta por tierras esrilanquesas.
Una escalada trepidante
Llegar a la cima de Pidurangala requiere una caminata de unos 30-45 minutos a través de un sendero serpenteante que atraviesa la selva. El ascenso es empinado, pero accesible para la mayoría de las personas. Por descontado que el esfuerzo vale la pena, sobe todo por las vistas que obtendrás desde la cima. Es más, durante la ruta, al recorrer el interior de la naturaleza esrilanquesa, podrás deleitarte con unas vistas impresionantes del paisaje que te rodea.
Otro rasgo trepidante de esta subida a la cima de Pidurangala es que no hay un camino claro hasta llegar arriba. Solo escalones empinados y desiguales que dan paso a una extensión de rocas y grietas que deberás sortear para seguir ascendiendo. De ahí que esta escalada sea más desafiante que la de Sigiriya, aunque este es otro de los grandes atractivos de este lugar. El senderismo y la exploración de la naturaleza son dos actividades clave que la gente realiza por Pidurangala. Es más, entre la densidad de la selva, por la colina en la que se asienta esta roca, hay muchos senderos que se pueden recorrer a pie, lo que te permitirá disfrutar de caminatas por la selva y observar la fauna y flora local.
Y una vez en la cima…
Finalizado el trayecto de subida, lo primero que harás al llegar a la cima de Pidurangala será asombrarte ante las increíbles vistas del paisaje que te rodea. Tendrás acceso a las ruinas del antiguo templo budista del siglo V y a la estatua gigante de Buda reclinado que domina este lugar, aunque inevitablemente la mirada se te irá hacia la roca de Sigiriya, que se encuentra se encuentra justo enfrente, con su imponente silueta en el horizonte. Además, se pueden ver las montañas que rodean la región, así como algunos pueblos y aldeas en las cercanías.
Eso sí, presenciar el amanecer pude ser lo que verdaderamente dé sentido a este ascenso a Pidurangala, una experiencia única y repleta de sensaciones. Desde esta cima podrás ver cómo los primeros rayos de sol iluminan lentamente el paisaje, creando una paleta de colores y tonos que cambian constantemente. La roca de Sigiriya irá cobrando luz poco a poco, revelando sus detalles y texturas. Aunque no solo es la simple vista de este fenómeno natural lo que hará que tu experiencia sea memorable.
La atmósfera en la cima es mágica. Hay algo en el aire que te hará sentir conectado con la naturaleza y la realidad de Sri Lanka. Es un momento de paz y serenidad, lejos del ruido y la agitación de la vida diaria. Todo ello se completa con el privilegio de ver el amanecer desde lo alto de Pidurangala de una manera exclusiva, ya que no hay demasiada gente que lo haga. La opción más común es ver la salida del sol desde la cima de Sigiriya, que es más conocida y concurrida, por lo que presenciar el amanecer desde su ‘vecina’ ofrece una perspectiva diferente y más tranquila del paisaje.
En definitiva, visitar Pidurangala es una experiencia inolvidable que ofrece la oportunidad de explorar la rica historia y cultura de Sri Lanka, así como de disfrutar de vistas panorámicas impresionantes y un amanecer mágico, con el icónico fondo de Sigiriya y el entorno natural que lo rodea. Dos o tres horas en el lugar te serán suficientes, además de para conocer el imponente patrimonio que alberga, para inmortalizar esos momentos únicos con la cámara y, por supuesto, relajarte en un entorno sinigual. La caminata hacia la cima ya es una aventura en sí misma, pero todo lo que engloba visitar Pidurangala te supondrá tener una conexión única con la belleza natural de esta región. Una vivencia que realmente vale la pena; una experiencia de viaje auténtica e inolvidable.