Para muchos, el estado de Vermont puede llegar a pasar desapercibido. Sin embargo, esta parte de Estados Unidos tiene el privilegio de resplandecer en todas las estaciones, especialmente en otoño.
Una época del año especial para el ‘Green Mountain State’, apodo con el que popularmente se conoce a Vermont. Porque, durante la temporada otoñal, entre mediados de septiembre y mediados de octubre, una nueva gama de colores cálidos comienza a apoderarse de todos los rincones de este estado.
De norte a sur. De las zonas más elevadas a las más bajas. Lo que se conoce como ‘follaje de otoño’ en Vermont rediseña sus panoramas y paisajes para convertirlos en algo aún más espectacular.
Como resultado, un tumulto de hojas rojizas, alisos dorados y árboles de arce de color naranja brillante y rojo bermellón.
Nuestra recomendación es que, para disfrutar de todo ese duende que alberga Vermont en otoño, alquiles un coche para moverte por el estado de forma fácil y acceder a lugares encantadores.
Y es que, aparte de esos tonos otoñales únicos que se contemplan en la naturaleza, esta parte de Estados Unidos ofrece también otras muchas actividades al aire libre, excursiones y pueblos con historia que no te puedes perder.
Ahora sabrás por qué es una de las zonas más hermosas del país para hacer un viaje por carretera y por qué ningún viajero podría resistirse a sus encantos.
El otoño, la época dorada de Vermont
Podrás visitar y disfrutar de Vermont en cualquier época del año, aunque es en otoño cuando el estado ofrece su cara más emocionante.
Montañas cubiertas por una resplandeciente alfombra de colores, bosques y campos mimetizados con esos tonos, un clima suave y fresco que invita a la aventura y a la relajación… En definitiva, experiencias mágicas para cualquier viajero que quiere conocer de primera mano por qué es tan especial el follaje de otoño en Vermont.
Y es que, nada más y nada menos, cerca del 80% de sus zonas están cubiertas por bosques, conformados por especies como arces, robles, fresnos, abedules y alerces.
¿Y cómo acceder a cada punto de sus bosques y recorrer los senderos que transcurren entre sus árboles? Pues explorando las hermosas carreteras secundarias que transitan entre valles montañosos y pintorescos pueblos.
Tendrás multitud de opciones de viajes en coche que te supondrán un auténtica bendición, al entrar en contacto de primera mano con una estación y un estado que conforman un ambiente increíble y hermoso.
Todas esas maravillas las completan los festivales que suelen celebrarse durante esta época del año, sus encantadores puestos en carreteras y arcenes, y los diferentes eventos que hay en todo el estado para celebrar la llegada del otoño a Vermont.
Los encantos de la Ruta 108 que no te puedes perder
Eso sí, no podemos hablar del otoño en Vermont sin destacar uno de sus lugares más fascinantes: la Ruta 108. Una carretera que recorre este estado de norte a sur, a lo largo de más de 73 kilómetros.
Además de hermosos bosques e increíbles afloramientos rocosos, esta travesía te permitirá descubrir otros muchos lugares de belleza natural, idóneos para detenerse y admirar el entorno que te rodea.
Puedes tomar como punto de partida Stowe, su terminal sur, una de las ciudades de esquí más antiguas de Vermont.
Aparte de ser un atractivo para visitantes en invierno, lo es también en otoño, época en la que sus pintorescas tiendas, cervecerías y restaurantes cuentan con un hermoso telón de fondo anaranjado de montaña
En las afueras se encuentra el Stowe Recreation Path, un recorrido que te llevará a través de prados y campos de maíz, pudiéndote topar con alguna que otra cascada.
Yendo en dirección norte por la Ruta 108, se encuentra el Bosque Estatal Mount Mansfield, donde está la montaña más alta de Vermont.
Esta zona es una verdadera joya y uno de los lugares más hermosos para caminar durante la temporada de follaje de otoño. Un remanso de paz y naturaleza ideal para explorar en esa época del año, al igual que para practicar la escalada y el senderismo.
Desde ahí, el siguiente tramo de la carretera te parecerá un túnel natural de árboles que se unen para hacer de este uno de los recorridos más sorprendentes de la zona. Un laberinto donde siempre podrás contemplar el imponente Monte Mansfield.
Pero no será el único, ya que Vermont y su Ruta 108 están repletos de caminos sinuosos y pintorescos por los que perderse serpenteando.
Uno de ellos es Smugglers’ Notch, uno de los tramos de carretera más hermosos y dramáticos. El área es el hogar de familias de osos negros, alces, ciervos y zorros, así como de una gran cantidad de flores silvestres.
Además, otro rasgo emocionante de esta parte de la ruta 108 es su fascinante historia, ya que durante la Guerra de 1812 este camino fue utilizado para comercializar productos clandestinamente.
Continuando por la carretera llegarás a Jeffersonville, un pequeño pueblo que en otoño se tiñe por completo de tonos anaranjados y marrones. Rodeado por los ríos Brewster y Lamoille, es un lugar popular para realizar actividades al aire libre como senderismo, canotaje o kayak.
Asimismo, otra excursión privilegiada es visitar ‘The Vermont Maple Outlet’, una granja familiar con más de un siglo de historia, conocida por su galardonado jarabe de arce de Vermont, sus cremas y dulces de arce puro, y su variedad de quesos y carnes ahumadas.
Muy cerca de Jeffersonville, al oeste, puedes visitar también el pequeño pueblo de Cambridge. Allí las granjas también están a la orden del día, como la acogedora ‘Boyden Valley’, con un hermoso viñedo que ofrece unas vistas espectaculares.
Más que granja, una bodega donde podrás degustar vinos y productos de la zona. Toda una gran experiencia gastronómica de la granja a la mesa.
Aunque el símbolo por excelencia de este pueblo no es otro que el puente cubierto de Cambridge Junction. Construido sobre el río Lamoille, data de finales del siglo XIX y ofrece una auténtica postal de lo que fue la historia de Vermont.
Retomando la ruta 108 en dirección norte, llegará un momento en el que atravieses el pequeño pueblo de Bakersfield, al que las montañas del este le dotan de una estampa inconmensurable.
No lo dejes atrás, pues su cementerio de St. George bien merece una breve visita, al igual que ‘Bakersfield Tree Farm’, una granja donde puedes respirar aire puro rodeado de árboles en pleno otoño.
Más adelante se encuentra Enosburgh, un pequeño pero hermoso pueblo que también vale la pena visitar. Su Parque Estatal Big Falls adquiere un panorama de lo más especial en otoño, con su entorno bucólico, sus tranquilos rincones a pie de río y sus impresionantes vistas a las montañas.
Tampoco pueden faltar en tu itinerario las encantadoras parroquias de ‘St. John the Baptist’, ‘St. Anthony’ y ‘St. Mary’. Y además de todo ello, una escapada al Parque Estatal del Lago Carmi te permitirá explorar la naturaleza de una manera relajante.
Rodeado de ocres anaranjados y rojizos, esta zona te aísla de todo ruido y contaminación. Solo hay espacio para la paz y para el disfrute de múltiples actividades recreativas, como pasear en bicicleta, hacer senderismo, observar la vida silvestre, acampar, pescar o surcar sus aguas sobre un bote.
Al otro lado del lago Carmi, y prosiguiendo por el último tramo de la ruta 108 en territorio estadounidense, se encuentra el pequeño pueblo de East Franklin.
Además de todas las actividades y encantos ya descritos de los que se pueden disfrutar en el parque estatal, el otro gran atractivo de esta zona es ‘Riverview Farm’.
El otoño es la época de mayor esplendor para esta granja, antes de cerrar sus puertas durante el invierno. En consonancia con el resto del pueblo, este es un lugar para desconectar y empaparse de la vida silvestre, rodeado de miles de manzanos, acres de arándanos, frambuesas, calabazas, sidra casera y un laberinto de maíz.
Y como colofón, si tu objetivo es alcanzar el último punto de la ruta 108, debes reincorporarte a la misma y seguir en dirección norte, hasta encontrar la frontera con Canadá. El último punto estadounidense lo encontrarás en el propio puesto de Aduanas y Protección Fronteriza. Más allá, la carretera prosigue hacia Frelighsburg, ya en territorio canadiense, como ruta 237.
Independientemente de la estación del año, esta ruta 108 alberga paisajes deslumbrantes de los que nunca te aburrirás, con increíbles paradas a las que vale la pena dedicarles un tiempo.
No solo esta, sino todas y cada una de las rutas que atraviesan la naturaleza del impresionante estado de Vermont. Los colores del otoño son su mayor símbolo, como también lo son sus carreteras sinuosas, sus colinas y montañas, sus plazas de madera, sus puentes cubiertos y sus muchos espacios salvajes en los que disfrutar del increíble follaje.
Así, entre bosques y pueblos coloreados en tonos rojizos, anaranjados y dorados, se esconden miles de razones para disfrutar una vez en la vida del otoño en Vermont. Si te han convencido, desde Planes con Duende podemos dar el siguiente paso para que disfrutes del otoño de tu vida. ¿Hablamos?