El té de Kenia tiene Duende
Viajar a Kenia es sinónimo de inspiración. Icónicos paisajes y peculiares costumbres y tradiciones muestran la belleza africana en todo su esplendor. Con razón se trata de uno de los lugares más distintos e impresionantes del continente. La vida silvestre, con su fauna compuesta por leones, guepardos, cebras, elefantes, rinocerontes, jirafas y demás especies, deambula libremente, sacando a relucir la mágica de Kenia.
Aventurarse a hacer un safari, con el objetivo de pasar unos días inolvidables de naturaleza en estado puro, sin duda es una de las actividades más aclamadas por sus visitantes y una de las maravillas más conocidas a nivel mundial. Pero, además, este territorio deleita a quien lo visita también con kilómetros de playas de arena blanca, paisajes de película, densos y vibrantes bosques tropicales y una brisa del Índico que refresca y renueva el alma. En definitiva, la simplicidad de Kenia y su forma de vida son las que enamoran a todo aquel que la visita.
Y es que, además de las bellezas que alberga, Kenia tiene mucho más con lo que atraer a los viajeros. Las tierras altas del interior del país, además de ser famosas por su variedad de especies animales, lo son también por sus plantaciones de té, uno de sus más preciados y desconocidos atractivos.
Te preguntarás ahora: “¿Té de Kenia?”. De poco te suena, ¿verdad? Igual lo asocias a tierras más orientales como China o la India, o tal vez a Reino Unido, donde son tan asiduos a esta bebida. Pues precisamente fue durante la época colonial británica, a principios del siglo XX, cuando el té se convirtió en un elemento económico básico, y así se ha mantenido hasta el día de hoy. Por eso, este post sobre Kenia, lejos de hacer hincapié en sus sabanas, paisajes de ensueño, playas o tribus locales, va dedicado a uno de sus más preciados bienes junto a los antes dicho. ¡El té de Kenia tiene mucho Duende!
Herencia de las colonias británicas
Ya lo habíamos anunciado, el té de Kenia viene de la época colonial británica. Más concretamente, la planta fue introducida por primera vez en 1903, desde la India, por GWL Caine y se plantó en la actual Limuru, al noroeste de la capital Nairobi, aunque su fin fue inicialmente ornamental.
No fue hasta 1918 cuando se fue consciente del verdadero potencial del té, gracias a la aportación de Arnold Butler. Años antes, este escocés compró la granja de Kiambethu, propiedad del gobierno británico. Su primera idea era la de cultivar café, pero sus cosechas fallaron, al igual que las de las demás plantas… hasta que apostó por el té.
Con el cultivo de 20 acres de Indian Camellia Sinensis y Camellia Assamica a Arnold Butler le llegó el éxito y, a partir de ahí, en 1924, comenzó la comercialización del té en tierras kenianas. Desde entonces, la promoción y apoyo de este producto han hecho que Kenia se enorgullezca de ser uno de los principales productores de té negro del mundo.
El té de Limuru en el Rift
Recalcaríamos una y otra vez su Duende ¡El té de Kenia es considerado uno de los mejores del mundo! Su sabor y calidad se lo debe al clima ideal que predomina en las zonas altas del país, las lluvias y los suelos rojizos ricos en minerales. Una combinación perfecta que crea una tierra fértil para que prosperen los arbustos de té.
Campos de color verde brillante componen el panorama de las granjas kenianas de té en Limuru, al borde del Gran Valle del Rift, epicentro de estos cultivos en el país. Los terrenos y bosques circundantes se unen para formar un paisaje interminable y único de plantaciones de té. En ellos, de forma suave y delicada, los agricultores manipulan las hojas y cogollos del té, los recolectan cuidadosamente y los secan para no perjudicar su inigualable sabor. Y así es como Kenia ha logrado erigirse como el tercer mayor productor de té del mundo, tras China y la India.
Cabe además mencionar que la famosa reserva Masai Mara ofrece una emocionante y perfecta combinación de té y safari de vida silvestre en la región sur del Rift. Disfrutar de un té hecho para degustar el auténtico sabor de Kenia mientras tus ojos quedan perplejos al ver la inmensidad de un escenario único son de esos placeres que uno merece vivir una vez en la vida y tenerlos para siempre en el recuerdo.
El amor de los kenianos por su té
La fama del té de Kenia no es algo que solo reluzca de puertas para afuera. Los propios kenianos se enorgullecen de sus plantaciones y las cuidan como si de un diamante se tratara. Y, por supuesto, también disfrutan de su sabor. En el desayuno, en la merienda, tras las comidas… El hábito de tomar té está muy presente en el día a día de los kenianos; digna herencia de los ingleses.
Por eso, te aconsejamos que también disfrutes del sabor vivo y con cuerpo y del color ámbar pardusco del té para sentirte un autóctono más en Kenia. Tomarlo en infusión o con leche es un verdadero placer para los sentidos y también para el cuerpo, por su alto contenido de antioxidantes.
Con este post esperamos que hayas podido comprobar que disfrutar de Kenia es mucho más que realizar un safari o tomar el sol en playas de ensueño. Es experimentar de primera mano lo que el país tiene para ofrecer, a sus habitantes y a sus viajeros. El dulce aroma del té de Kenia es un componente más de su belleza indómita, permite crear un vínculo especial con esta hermosa tierra y hace avivar recuerdos que quedarán para siempre en la mente. No hay lugar como Kenia ni un té igual en el mundo.