Malasia es pureza. Es diversidad, cultura, naturaleza, vida silvestre y marina, aventura… Y así podríamos seguir. No encontramos palabras suficientes, ni tampoco la certera, para definir lo que significa este país como destino. Porque no es solo lo que te ofrece para disfrutar de la estancia, sino también lo que te hace experimentar. Ya hablamos de sus Islas Perhentian como un destino transformador, capaz de aportar una calma y una desconexión inimaginables. Todo ello en un paraíso de playas de arena blanca y aguas cristalinas. El clásico entorno paradisíaco, pero con un aura aún más especial. Eso es lo que lo hace diferente. Y ahora, inmersos aún en las maravillas de Malasia, queremos presentarse otro lugar repleto de esa pureza malaya que tanto nos fascina: el archipiélago de Langkawi.
Una belleza natural idílica
Un centenar de islas componen este archipiélago malayo llamado Langkawi, ubicado en la costa noroeste del país, en el mar de Andamán. Entre sus pequeños territorios, la naturaleza es una parte fundamental. No importa el lugar desde el que la contemples, pues la belleza natural de Langkawi llega a todos sus puntos. Atractiva e idílica, sus playas de arena blanca y aguas cristalinas son su inmejorable carta de presentación.
La de Tanjung Rhu, en el norte de la isla principal (llamada también Langkawi), o las de Cenang y Tengah, en el sur, son alguna de las más especiales. No solo por el placer que supone tomar el sol y disfrutar del mar en paraísos como estos, sino por los atardeceres que regalan. Una experiencia mágica y especial. En un escenario perfecto para ver los colores cambiantes del cielo. Y a orillas de playas que ofrecen amplias vistas al oeste, lo que permite una panorámica despejada del sol mientras se hunde lentamente en el mar, escondiéndose entre las pequeñas islas que se perciben en la distancia.
Además de con hermosas playas, Langkawi cuenta con una exuberante selva tropical que cubre gran parte de la isla. El Parque Nacional de Langkawi esconde el lado más salvaje y aventurero de este lugar. Adéntrate en sus profundidades y explora la jungla en todo su esplendor, la cual alberga cascadas como la de Seven Wells, una de las grandes maravillas naturales de Langkawi. Y, por supuesto, no pierdas la oportunidad de recorrer el denso bosque de manglares de la costa noreste ni las asombrosas cuevas con las que la isla cuenta a su alrededor.
Toda esta idílica belleza natural podrás contemplarla a vista de pájaro desde uno de los grandes reclamos de Langkawi: el Sky Bridge. Desde esta impresionante estructura construida a 700 metros sobre el nivel del mar, obtendrás una panorámica inigualable de la selva tropical circundante, sus cascadas, las montañas y el mar de Andamán, con todos los islotes que también conforman este archipiélago de Malasia. El camino en sí hasta ahí arriba es de lo más impresionante, puesto que se hace a través de un teleférico desde el que también se tienen unas vistas descomunales. Subir al icónico Sky Bridge y pasear por sus 125 metros de longitud no solo significa recorrer uno de los puentes colgantes más largos y altos del mundo. Ante todo, significa disfrutar de la belleza natural de Langkawi desde las alturas y capturar recuerdos inolvidables.
Langkawi no renuncia a su cultura
Como bien dice el título de este post, Langkawi es un lugar donde la naturaleza y la cultura se entrelazan. Y uno de estos nexos está en su propio nombre y en esa esencia silvestre que envuelve a la isla. No andamos sobrados de lingüística malaya, pero sí conocemos que ‘Lang kawi’ significa ‘águila roja’. ¿Intuyes entonces las aves que verás frecuentemente durante tu estancia? Te será difícil no contemplar y escuchar a las águilas marrones rojizas que sobrevuelan permanentemente la isla. No tendrás mejor recibimiento que de la mano del principal anfitrión de este sitio. Incluso esta ave tiene un espacio dedicado: Dataran Lang, una espectacular plaza junto al mar en la que destaca la estatua de un águila lista para emprender el vuelo, rodeada de hermosas fuentes en miniatura, terrazas y puentes.
Otro lazo entre la cultura y la naturaleza de Langkawi lo encontrarás en el Wat Koh Wanaram, un templo budista ubicado en una colina, rodeado de exuberante vegetación y con vistas panorámicas del paisaje. Es más, una de las curiosidades que tiene el camino que lleva hacia el templo son las cuevas que los monjes usan para meditar. La paz y serenidad que te embriagarán en este lugar llegarán a su culmen cuando accedas al interior del templo. Ahí encontrarás una estatua dorada de Buda, rodeada de obras de arte en las paredes que representan su vida y sus enseñanzas. Entre las tradiciones de Langkawi está la veneración de esa estatua por su serenidad, paz y arquitectura. Además, según cuentan, frotarle el vientre puede traer prosperidad, buena fortuna y riqueza.
Eso sí, al igual que en el resto de Malasia, la religión predominante en Langkawi es el islam. De ahí la hermosa Mezquita de Masjid Al-Hana. No podrás dejar de contemplar su cúpula dorada y sus minaretes, decorados con la fusión estilos tradicionales y modernos. Su apariencia te dejará boquiabierto, mientras que su interior te cautivará por su sencillez y elegancia. Presenciar alguna oración y ritual islámico en esta mezquita te brindará una experiencia auténtica de la vida religiosa local.
Mucho más que la isla principal
Durante todo el post hemos mencionado la naturaleza y cultura que imperan en Langkawi, la isla más grande del archipiélago. Sin embargo, hablando de todo el conjunto, hay mucho más. Otros puntos no menos importantes, plagados de una naturaleza hermosa y virgen que te hará estar en un auténtico paraíso en medio del mar. Eso sí, para contemplar toda esta belleza natural dispersa por el mar de Andamán será preciso que cojas un bote y recorras diferentes islas para que no te pierdas nada de lo que el archipiélago de Langkawi tiene guardado para ti.
La isla Dayang Bunting es uno de esos lugares que no te puedes perder. Hogar del lago de agua dulce más grande de Langkawi, este lugar posee una asombrosa y densa selva tropical que no podrás resistirte a explorar. Tampoco podrás evitar zambullirte en su lago, donde percibirás esa sensación de estar en medio de una naturaleza salvaje y casi inexplorada.
Singa Besar es otra de las islas que no puede faltar en tu lista. Un auténtico santuario natural, con fantásticas selvas costeras que albergan multitud de vida silvestre. Con los permisos adecuados, incluso podrás acampar durante toda una noche en esta envidiable área natural. Y no obviamos el pequeño territorio insular que sobresale en la costa noroeste de Singa Besar. Hablamos de Beras Besar, un paraíso rodeado de arrecifes de coral, con playas repletas de palmeras, deslumbrantes arenas blancas y aguas de lo más cristalinas. Una ubicación ideal para hacer buceo y esnórquel, al igual que para contemplar el horizonte desde una de esas playas de ensueño y olvidarse de todo.
Y volviendo a los lazos entre la naturaleza y la cultura de Langkawi, destacamos Tuba, una de las pocas islas habitadas del archipiélago. La experiencia cultural en este lugar la encontrarás en los pequeños asentamientos de pescadores y agricultores que abundan, dos formas tradicionales con las que los habitantes aún se ganan la vida en la isla. Además, desde estos pueblecitos de la costa parten senderos hacia el interior de la isla, donde se extienden colinas exuberantes y boscosas, rebosantes de una amplia variedad de vida silvestre.
Podríamos seguir enumerando todo aquello que te atraerá de Langkawi y todo lo que puede ofrecerte durante tu viaje. Eso sí, con este post, ya tendrás al menos hecha una idea de lo que es. Un destino que combina una belleza natural espectacular con una rica cultura. Sus playas de arena blanca, su mar de aguas cristalinas y sus exuberantes selvas tropicales ofrecen un entorno impresionante para los amantes de la naturaleza y los entusiastas de las actividades al aire libre. Además, la cultura de Langkawi te brindará una experiencia de lo más enriquecedora. Desde explorar islas vírgenes hasta sumergirse en la historia y la religión en los templos y mezquitas, Langkawi ofrece una combinación perfecta de maravillas naturales y tesoros culturales.
Cómo decirlo… Es un destino paradisíaco, de los de postal, pero sin ser uno más. Porque más que un viaje o una escapada, Langkawi es una oportunidad. Una ocasión que Malasia y la vida te ofrecen. Una vivencia que cautivará todos tus sentidos y que dejará en ti una impresión duradera; durante y después de tu estancia.