Si hay un lugar que se ha puesto de moda en Europa en los últimos años, ese es Croacia
Un país situado en pleno continente y que reluce en él como una auténtica joya a orillas del Mar Adriático. De hecho, en este post, será esta la zona croata en la que haremos hincapié: la Costa Dálmata o Dalmacia. Quizás tan solo se te venga a la mente la famosa raza canina, y llevas razón, pues debe su nombre a esta histórica región cuyas principales características son sus playas casi vírgenes, sus aguas cristalinas y la belleza de sus ciudades y pueblos costeros.
Por algo es esta la zona de Croacia que más atrae a los turistas, quienes buscan refugiarse en la inmaculada naturaleza que reina en sus islas. Y es que Croacia tiene nada más y nada menos que 1.244 islas e islotes repartidos por el Adriático. Según la ‘Odisea’, la Ninfa Calypso retuvo a Ulises en una de ellas. Cada una cuenta con su atractivo, tradiciones y señas de identidad. Pero lo que sí tienen en común son sus aguas color zafiro y sus atardeceres, todo un espectáculo natural que te hará perder la noción del tiempo y quedarte mirando asombrado cómo el sol se esconde tras el mar, ofreciendo por momentos el cielo una tonalidad púrpura que quedará grabada en tu retina para siempre.
¡Cuidado! No caigas en el error de pensar que todo son playas en Croacia. Es un país lleno de historias, ciudades amuralladas y monumentos históricos. Y, en cuanto a Dalmacia, una región en la que tendrás la sensación de teletransportarte a épocas romanas, medievales o del renacimiento veneciano. En definitiva, ¡un destino con mucho Duende! Y para indagar en esa esencia de su costa mediterránea tendremos que adentrarnos aún más en sus localidades para conocer todos sus encantos.
Dubrovnik
Ciudad emblema de Dalmacia, bonita a más no poder y que copa gran parte de los piropos y turistas que se dirigen a Croacia. El poeta Lord Byron se refirió a ella como “perla del Adriático”, mientras que para el dramaturgo Bernard Shaw es “el paraíso en la Tierra”. La también llamada Ragusa ha resurgido junto con su belleza de las cenizas de la Guerra de Yugoslavia, por la cual debió ser reconstruida en un 80%.
Sin embargo, a lo largo de los siglos, Dubrovnik ha sido una ciudad que ha enamorado a todo aquel que la ha visitado. Un diamante escondido entre murallas medievales, rodeado de montañas y bañado por el mar, y en cuyo interior encontramos un encantador cúmulo de edificios con fachadas en color miel y tejados anaranjados. Además, esta maravillosa ciudad amurallada ha sido escenario de muchas películas y series de televisión, entre ellas, ‘Star Wars’ o ‘Juego de Tronos’.
Su atardecer más imponente lo podrás presenciar desde el Monte Srđ, elevado a 413 metros sobre la ciudad, y desde el que se divisan unos colores celestiales y una atmósfera inolvidables. Esa postal que se crea, y con la que Dubrovnik te acoge, posiblemente hará que te emociones. Viendo la paz que se respira, parece impensable que hubiese habido una guerra hace relativamente poco.
Split
Nos adentramos ahora en una ciudad erigida dentro del palacio de un emperador romano, Diocleciano, quien mandó a construirlo hace más de 1700 años. Dicho esto, se te pueden venir a la mente imágenes de ruinas y arqueologías, pero el palacio de Split ha sido habitado desde siempre, por lo que aun sin el lujo y la opulencia de la época, no deja de ser un tesoro histórico, arquitectónico, cultural y social.
Los atardeceres de Split son disfrutados por locales y visitantes. Un verdadero espectáculo visual que inspira y fascina a todo aquel que lo presencia. Al hacerlo desde una ciudad rica en cultura y patrimonio, en un breve espacio temporal, nuestra mente nos hace viajar en el tiempo por la Antigua Roma, la Edad Media y el Renacimiento.
Hvar
Una de las islas más grandes del Adriático, que comparte nombre con la ciudad. Su bahía llena de yates y el famoseo y la fiesta que allí predomina contrastan con sus bosques vírgenes, playas de arena blanca y aguas cristalinas.
Además de por este contrapunto, llama la atención de esta ciudad la impresionante fortaleza que la custodia, conservando aún parte de sus murallas construidas por ingenieros españoles. Déjate llevar y piérdete por las calles del centro histórico de Hvar. Y para rematar, disfruta de un memorable atardecer desde La Riva, en lo alto de la bahía, contemplando los confines del Adriático con un marco de yates y palmeras.
Zadar
Una ciudad que tuvo que ser reconstruida tras la Guerra de los Balcanes, pues su condición geográfica la convertía en un punto estratégico de interés. Ya dijimos que no todo sería playa, y es que cerca de Zadar se encuentra el Parque Nacional de los Lagos de Plitvice, una maravilla de la naturaleza, rodeada por hayas, que simula un paraíso de aguas gracias a sus lagos, cascadas y arroyos.
Eso sí, si hay un atardecer que de verdad merezca la pena es el de Zadar, pues siempre será amenizado con la melodía clásica de la ciudad. No nos referimos a orquestas ni bandas, sino a su órgano de mar, donde literalmente podrás escuchar su música. Se trata de una obra arquitectónica diseñada por el artista local Nikola Basic, quien ideó un sistema con el que las olas y el aire que estas generan tocan ese instrumento durante todo el día, produciendo el mar su propia música. Los agujeros que componen este instrumento aprovechan los movimientos del oleaje y el viento para crear una agradable melodía que amenizará uno de los atardeceres más bellos del mundo.
Korčula
Llamada “la pequeña Dubrovnik”, por la ciudad amurallada que se levanta a su alrededor, Korčula es popularmente conocida por ser el lugar de nacimiento del viajero más famoso del mundo: Marco Polo. Según los croatas, el mercader nació y vivió allí, aunque murió en Venecia. Ojo con decir esto delante de un italiano, pues para ellos Marco Polo fue originario de Venecia. Cada país tiene su versión.
La capital de Korčula es pequeña y coqueta, con pequeños rincones, callejuelas y pasadizos que te hará saborear su belleza y pasear sin rumbo, perdiendo la noción del tiempo. Deléitate con su puesta de sol y disfruta de la tranquilidad que emana de sus playas, bahías y bosques. El tiempo se detiene. Tu mente desconecta. Solo hay relax. Sentirás tener el dominio del Mediterráneo.
Por descontado que no están todos los que son ni son todos los que están, pues Dalmacia tiene muchos más lugares atractivos. Las islas de Vis, Brač, Krk, Obonjan, Cres, Pag, Mljet o Rab son otros ejemplos de sitios en los que ninguna cámara podrá inmortalizar o transmitir verdaderamente la tranquilidad y paz que ofrecen el sonido de las olas y la belleza del cielo.
Pese a las dificultades que implica la situación pandémica actual, Croacia se erige como un destino seguro, capaz de ofrecer a sus visitantes sus mejores experiencias, siendo uno de los primeros países de Europa en reabrir sus fronteras. Por lo tanto, tendrás la oportunidad de disfrutar de los fascinantes atardeceres de Dalmacia, conocer la historia croata y visitar sus parajes, presenciando en vivo sus atractivos y comprobando de primera mano su Duende.