Uno de los grandes atractivos para todo aquel que viaja a Japón es, sin duda, su gastronomía. Símbolo de orgullo nacional y conducto perfecto para adentrarse en las costumbres del país nipón.
Si pudiéramos describir la comida japonesa con solo dos palabras, diríamos que es sencilla y elegante, dos conceptos que casan a la perfección con la base de su gastronomía.
Si hay un alimento emblemático de la cocina japonesa, ese es el arroz. Podrá parecerte muy común, pero este alimento resulta de vital importancia para comprender la cultura, tradición, sociedad e incluso la economía y la política japonesas.
Y ten por seguro que, por muchos condimentos que veas en las clásicas izakaya (bares tradicionales japoneses) y por mucha diversidad de olores que olfatees por las calles, el arroz (casi) siempre está presente en aquello que se esté cocinando.
La gastronomía japonesa es un fiel reflejo de las tradiciones que aún perduran en su civilización. Y el arroz es símbolo de providencia y bendición.
Así que su importancia no solo radica en los nutrientes que pueda aportar o su presencia en los platos. Todo tiene un por qué y, como buena seña de identidad cultural japonesa, éste se encuentra en sus leyendas.
Terminarse el plato de arroz como respeto a 7 dioses
¿Cuántas veces nos han dicho que nos acabemos toda la comida del plato? ¡Muchísimas! ¿No es así? Sobre todo cuando éramos pequeños.
En Japón siguen la misma dinámica, solo que enfatizan en la importancia de no dejar ni un solo grano de arroz para no ofender ni enfadar a los dioses. Sí, sí. Has leído bien: dioses. Porque siete de ellos residen en cada grano de arroz.
Pero vayamos por partes. Todo tiene que ver con el concepto de ‘mottainai’. Se puede traducir como ‘desperdicio’, aunque lleva intrínseco un significado que va mucho más allá.
Ni siquiera hay palabra en español para definirlo, pues viene a ser el sentimiento de arrepentimiento que cala en una persona hacia un objeto que, pese a tener todavía uso, está siendo desperdiciado.
Un arrepentimiento no hacia el objeto en sí, sino hacia la divinidad inherente que se encuentra en él. Y, por supuesto, ese concepto de ‘mottainai’ es perfectamente aplicable a cada plato de arroz, tal y como ilustra un antiguo epigrama.
En él se hablaba de unos niños que no terminaron su cuenco de arroz, mientras que una anciana les dijo que no podían irse sin acabarlo. Debían comerse hasta el último grano o, de lo contrario, harían enfadar a los dioses.
¿Cuáles?, te preguntarás. Se trata de los siete dioses de la fortuna (Ebisu, Hotei Sama, Benzaiten, Bishamonten, Daikokuten, Jurōjin y Fukurokuju), los cuales residen en cada grano.
Continuando con el epigrama, la anciana explicó a los niños que nadie debería desperdiciar ni un solo grano de arroz por el que trabajaron tantas personas. Por lo tanto, como no querían enojar a los dioses, los niños rebañaron rápidamente el resto del arroz que les quedaba.
Esta breve historia perdura hoy en día en los hogares japoneses, donde se sigue instando a los más pequeños a no dejar ni un solo grano de arroz si no quieren faltarles el respeto a los dioses.
Mucho más que un alimento, el papel del arroz en la sociedad japonesa
Ese epigrama de la anciana y los niños toca otro tema de suma importancia para los japoneses, como es el cultivo del arroz. Un lazo cultural de la gastronomía del país con la propia identidad de su civilización.
Y es que el arroz se ha cultivado en Japón durante más de 2000 años, de ahí que se considere mucho más que un simple alimento.
Llega incluso a marcar los rasgos de personalidad de los japoneses y su comportamiento, pues el cultivo de arroz requería tanta mano de obra que varias familias trabajaban de forma conjunta y compartiendo recursos para que todo saliera a la perfección.
De ahí puede extraerse el concepto de armonía social que impera en el país, aunque la valía del arroz llegó a tocar otros ámbitos como el económico.
¿Sabías que este cereal fue tan valioso que se usó incluso como moneda? Así pagaban sus impuestos muchos campesinos japoneses antiguamente.
Además, en la antigua Edo (actual Tokio), el arroz marcaba la posición de las personas. Comerlo exclusivamente, sin mezclarlo con otros alimentos, era símbolo de pertenecer a clases pudientes.
Pero la concepción que perdura hoy en día del arroz es como signo de prosperidad y fuerza vital. Por eso se utiliza como ofrenda en templos budistas y santuarios sintoístas, dos creencias que se preocupan por vivir en armonía con la naturaleza.
El dios del arroz por excelencia en Japón es Inari, de la religión sintoísta; una de las deidades más veneradas por representar además la fertilidad, la agricultura y la bonanza.
Infinidad de platos y sabores basados en arroz te están esperando
Y si el arroz es parte de la vida, la historia y las leyendas de Japón, no iba a ser menos en su gastronomía.
Por todos es sabido que esta es la base de la cocina nipona y que no hay comida que se precie en este país que no cuente con un tazón de arroz. Incluso el desayuno japonés tradicional consiste en una sopa de miso, arroz y un vegetal encurtido.
Por lo tanto, la oferta culinaria a base de arroz que encontrarás durante tu viaje será bien variada y, por supuesto, bien sabrosa.
Lo primero que se te vendrá a la cabeza será el famoso sushi japonés. Por mucha fama que haya adquirido en el mundo, te aseguramos que ninguno te sabrá como el que puedas probar en Japón.
Este típico plato, que podrás encontrar como nigiri, maki, temaki o chirashi, mezcla arroz al vinagre con varios ingredientes frescos, normalmente pescados y mariscos.
Sin embargo, la cocina japonesa sustentada en arroz alberga mucho más, como algunos de los siguientes platos en los que este cereal es el ingrediente principal:
- Onigiri, que son sencillas bolas de arroz que las madres suelen preparar a los niños en Japón.
- Mochi, un pastel de arroz muy popular, sobre todo durante la celebración del año nuevo.
- Sekihan, arroz cocinado con judías azuki, muy común en festividades nacionales.
- Ochazuke, té verde servido sobre arroz blanco.
- Kamameshi, arroz un poco quemado, cubierto de varios tipos de verduras, carne y marisco.
También están los típicos donburi, que son cuencos con base de arroz a los que se les añaden diferentes ingredientes encima.
Están el katsudon (con chuleta de cerdo empanada), el oyakodon (con pollo y huevo normalmente, aunque a veces puede llevar salmón y sus huevas), el gyudon (con carne de vacuno especiada) o el tempura Udon (un revuelto de fritos).
Y en cuanto a dulces, no dejes pasar la oportunidad de probar los riquísimos pinchos de dangos (dumplings de arroz en forma de bolitas) y el manju (una especie de galleta hecha a base de arroz glutinoso con un corazón de pasta de judías dulces).
Queda más que claro que, para los japoneses, el arroz no es un simple alimento. Es una parte esencial de su cultura espiritual e indispensable de su tradición; una que agrupa leyendas, dioses y al propio pueblo nipón.
Y toda esa importancia podrás observarla en sus creencias, sus comportamientos, sus formas de ser, sus festividades y, por supuesto, en su gastronomía.
El arroz es omnipresente en todo Japón. Sea de la manera que sea, solo tienes que disfrutarlo, adentrarte a través de él en su fascinante cultura. Y con Planes con Duende lo tienes más cerca de nunca
Contacta con nosotros para comenzar a saborearlo y, sobre todo, recuerda: si no quieres tener a los dioses detrás de ti, no dejes ni un solo grano de arroz en tu plato.