Una de las grandes peculiaridades de Grecia son sus islas. El archipiélago griego esconde algunos de los parajes más bellos del mundo. Más de 2.000 islas dispersas a lo largo y ancho de los mares Egeo y Mediterráneo. Las hay más grandes y más pequeñas. Más turísticas y menos conocidas. Habitadas y vírgenes. Las posibilidades son amplísimas, pero lo que es seguro es que cualquiera de ellas es un lugar perfecto para perderse.
Calas apacibles, aguas cálidas, hermosísimas playas, leyendas mitológicas, ruinas antiguas, rutas de ensueño y fabulosos paisajes te esperan en este inigualable rincón del mundo que tanto tiene para ofrecer, más allá de lo comúnmente conocido. El blanco y azul de las típicas casas griegas en las islas, brillando bajo el sol y con un imponente mar azulado de fondo, son la típica estampa que se te vendrá a la mente al pensar en este lugar. Nadie queda insatisfecho con la armonía que se respira en Santorini ni con la marcha nocturna de Mykonos. Sin embargo, el archipiélago griego esconde otras muchas joyas que debes conocer también para que tu experiencia en el país sea completa.
Ni mucho menos tenemos la verdad absoluta, pero sí podemos asegurarte una experiencia inolvidable por muchas de las joyas ocultas de las islas de Grecia. Por eso, te animamos a descubrir el Duende de varias de estas islas que merecen la pena ser conocer.
La belleza de lo simple en el Golfo Sarónico
Las aguas que bañan la costa de Atenas están plagadas de islas ricas en historia, con sus típicos puertos y pueblos, siendo una de las más destacadas Hidra. Esta isla es la ideal para escapar de la abrumadora arqueología de la capital. Es más, es la gran joya del archipiélago sarónico. Las casas de piedra y cal dan ese característico toque blanquecino a la isla, que presume también de su histórico puerto.
En Hidra sentirás también una calma difícil de conseguir en otros lugares. Olvídate de tráficos y de ruidos. En tus paseos por la islas solo te acompañarán sus callecitas empedradas y los burros que por allí frecuentan. Una atmósfera simple, pero por la que te sentirás atraído. Olvidarás el ajetreo cotidiano no solo en su capital, sino en toda la isla. Sobre todo, en su interior árido y montañoso, donde descubrirás excelentes rutas senderistas que te llevarán por recorridos inolvidables, como la subida al monte Eros o al Moni Profiti Ilia, un monasterio desde el que disfrutarás de extraordinarias vistas.
Las joyas secretas de las Cícladas
Las Cícladas son ese archipiélago, disperso en pleno Mar Egeo, que ofrece la imagen más típica de las islas griegas. Esa que a todos se nos viene a la mente. Una estampa que asiduamente copan Mykonos y Santorini, con casas e iglesias blancas repartidas por el pueblo con sus cúpulas azules y sus playas de postal. La sencillez unida a la sofisticación. Lo mismo ocurre con las islas de Naxos y Delos, las cuales reúnen incalculables riquezas arqueológicas y preservan aún la autenticidad de la cultura griega. Sin embargo, las Cícladas tienen mucho más, otros secretos muy bien guardados con los que vivir verdaderamente la esencia de Grecia.
Al no estar tan saturada, Milos es una auténtica joya de la Cícladas, contando esta isla con algunas de las playas más hermosas del mundo y con un paisaje que invita a la meditación. Milos te atrapará hasta tal punto que no querrás marcharte. Sencilla e impoluta, así es. La playa de Sarakiniko es un lugar magnífico para disfrutar de un paraje inolvidable. El éxtasis de lo bello. Aguas turquesas y rocas blanquecinas que no necesitan filtros y ante las que te quedarás sin palabras.
Folégandros es otro lugar del que te cautivará su belleza. Karavostasis, Hora y Ano Meria son sus tres núcleos urbanos, aunque el atractivo de playas como Angali o Agios Georgios no debe quedar atrás. Además, la isla cuenta con uno de los pueblos más bonitos de todas las Cícladas: Chora. Un lugar que rebosa encanto, en el que su calle principal transcurre entre plazas donde se respira alegría. Y si hay una parada obligatoria en Folégandros es en lo alto de Panagia, en su iglesia de la Virgen, desde donde el atardecer ofrece una puesta de sol espectacular amenizada con el sonido de las olas chocando con los acantilados.
Otra joya de las Cícladas es la pequeña isla de Sifnos, famosa por su cerámica y su gastronomía. Todas las vistas que se puedan contemplar desde alguna de sus bahías será espectaculares. El paisaje, en constante transformación por la luz cambiante del día, está plagado de laderas con magníficos senderos que conectan los puntos clave de la isla, teniendo como epicentro Apolonia, su capital. Además de este enclave, es recomendable también que visites el monasterio de Moni Chrysopigi, ubicado en un islote unido a la costa por un pequeño puente peatonal, y la Agios Andreas, una acrópolis de la época micénica.
La esencia propia del Dodecaneso
Al estar tan cerca de Turquía, el archipiélago del Dodecaneso ha adquirido a lo largo de los años una esencia propia que hace que sus islas sean únicas. Rodas es una de las más frecuentadas, y te atraerá por su centro histórico medieval y sus playas paradisiaca. Aunque sin duda lo más atrayente de esta isla es la gran variedad que ofrece: rutas senderistas, aguas cristalinas, yacimientos arqueológicos, deportes acuáticos, vida nocturna , un ritmo de vida relajado…
También hay sitio para la historia y las leyendas en el Dodecaneso, pues la isla de Kárpatos, cuna de Prometeo, es una de las muchas que Homero cita en su obras. La masificación no tiene cabida en esta isla famosa también por sus montañas y sus calas de aguas azules. Una belleza salvaje que refleja la Grecia más auténtica, en la que las mujeres usan sus chaquetas tejidas a mano y tocados floreados. Para muestra, su capital Pigada o los pequeños pueblos de Menetes, un lugar tranquilo y pintoresco ubicado ente colinas, y Olimpos, que ofrece vistas espectaculares de sus casas de tonos pasteles
Los tonos galleta y ocre del pueblo de Gialos, en la isla de Symi, harán también que te quedes asombrado. Además, posee uno de los puertos más hermosos del mundo y numerosas playas y calas de aguas tan transparentes que parece que los barcos flotan en el aire.
Por su parte, en la isla de Cos podrás disfrutar de las mejores playas del Dodecaneso. Una isla repleta de imponentes rocas y valles frondosos. Toda una joya del Mar Egeo, en la que las milenarias columnas corintias te acompañarán en cada paseo, aunque su riqueza estilística mezcla va más allá de lo griego, combinado con lo romano y lo bizantino. La plaza principal de su capital, llamada también Cos, es un lugar privilegiado para disfrutar del tranquilo ritmo de vida de la isla que, además, se erige como el paraíso de los ciclistas por sus rutas.
El legado heredado de Quíos
La ciudad de Quíos, en la isla con su propio nombre, es un lugar diferente al resto de islas griegas. Su estampa es diferente, aunque igual de atrayente. Todo se sustenta en su historia naval y comerciante, al igual que las cercanas islas de Psara e Inuses, compartiendo todas ellas un legado de grandeza marítima que te cautivará, con la influencia que supone estar localizadas cerca de Turquía.
Quíos es una pequeña ciudad donde reina la calma, en la que resaltan su puertos y las típicas casas de estilo turco entre sus callejuelas. El arte que alberga el Monasterio Nea Moni no te dejará indiferente, al igual que muchas de las hermosas playas de aguas cristalinas que posee la isla, siendo un excelente lugar en el que desconectar de la rutina, rodeado además de viñedos y olivares.
Colores y mitos jónicos
Las islas Jónicas son un punto de referencia en Grecia por la historia mitológica que alberga y por la belleza de sus paisajes. Sin ir más lejos, forma parte del archipiélago jónico la mismísima isla de Ulises, la romántica y épica Ítaca. Un lugar capaz aún de seducirte por sus antiquísimas ruinas y sus pequeños y pintorescos puertos. Una de esas islas en la que la vida lleva otro ritmo, donde el tiempo parece no transcurrir y las preocupaciones desaparecen de repente.
También es llamativa la isla de Corfú, cautivadora ante todo por su naturaleza. La brisa mediterránea azota este lugar para dotarlo de una sensación embriagadora, quedándote completamente prendado de la belleza de sus pequeñas calas rocosas y sus bahías vírgenes.
Cefalonia es también otra de las islas más preciadas del archipiélago jónico. El colorido pueblo de Assos, con sus tonos crema y ocre de estilo italiano, es una de las grandes maravillas de esta isla, que destaca principalmente por sus playas. Una de las más famosas es Myrtos, donde una amplia gama de tonos azulados hace resaltar su orilla, dando una sensación verdaderamente sobrecogedora.
Podríamos dedicar varias publicaciones a hablar únicamente de todas las islas con las que cuenta Grecia, pues existen tantas y tan diversas que difícilmente no podrás disfrutar en alguna de ellas de vivencias increíbles. Maravillas naturales, aguas cristalinas, playas imponentes, deliciosa gastronomía y diversión a raudales. Una mezcla de ritmo frenético y, a la vez, relajante en el marco de un enclave que simula el paraíso.
¿Cuál es la mejor? Difícil pregunta. Su abundancia, variedad y atractivos hacen tan complicado responder a tal pregunta, según los días y las condiciones del viaje, te ayudaremos a crear una ruta en la que poder conocer y disfrutar de las maravillas que esconde Grecia.