Saca tu alma de aventurero en el Peloponeso
Además de Atenas, existe otra zona de Grecia que concentra una incalculable riqueza cultural y belleza: la región del Peloponeso. Allá donde mitología e historia se encuentran, surgiendo de este enlace un lugar con fuerza propia, que atrae a los visitantes, además de por su arqueología, por sus llamativos paisajes. Una región única en el país griego y, por supuesto, en el mundo.
Palacios, teatros y santuarios de la Grecia clásica ocupan un espacio importantísimo en la cultura y tradición peloponesas. Sin embargo, además de esta enorme variedad de monumentos, la región posee también unos parajes excelentes en los que poder relajarse disfrutando de la naturaleza y aventurarse en su interior para conocer de primera mano una belleza difícilmente imaginable. Ya te habrás podido hacer una idea de que este post no va dirigido a señalaros los monumentos imprescindibles en Epidauro, Corinto u Olimpia, ni a hacer un desglose de precios de las principales atracciones turísticas. Todo lo contrario, pues consideramos que ya existe suficiente información al respecto en internet, aunque siempre nos tendréis a vuestra disposición para resolveros las dudas. El propósito de este post es bien distinto. Queremos presentaros los encantos naturales de la región del Peloponeso.
‘Menalon Trail’, la oportunidad de hacer senderismo entre lugares increíbles
Comenzamos nuestro recorrido natural justo en el corazón del Peloponeso, dentro de la prefectura de Arcadia. Si eres un verdadero amante de la naturaleza, el senderismo y de respirar aire libre, el ‘Menalon Trail’ es tu lugar. 75 kilómetros puramente naturales, rodeado de montes, desfiladeros, valles… y con paisajes desconocidos e increíbles desde más de 1000 metros de altura que te harán sentir único.
Dispones además de ocho senderos, con diferentes longitudes y dificultades, para explorar desde dentro algunos de los lugares más preciados de este ‘Menalon Trail’: el desfiladero de Lousios, las montañas Gortynian, el valle del río Mylaon o el propio monte Menalón.
La riqueza cultural e histórica que alberga esta zona la convierte en única dentro de Grecia. Su encanto se acrecienta cuando, una vez finalizada una de las rutas senderistas, se busca el descanso y la hospitalidad vecinal en algunas de las aldeas ubicadas a los pies del terreno. Casas tradicionales aisladas, antiguas ciudadelas y ermitas, puentes de piedra, molinos de pólvora y fuentes de la que brota un agua cristalina componen la estampa que pone la guinda a cada trayecto en esta zona del Peloponeso.
Nemea, tierra vinícola por excelencia y de gratos recuerdos para Hércules
Dirección noreste se encuentra Nemea, un lugar rodeado de llanuras fértiles que han permitido que este sea conocido durante siglos como una fascinante zona vinícola. De hecho, es en Nemea donde se encuentra el viñedo más grande de Grecia, donde se producen vinos que son reconocidos a nivel mundial, siendo el más célebre de ellos el Agiorgitiko, un tinto que se lleva cultivando en la zona desde hace más de 3.000 años.
Tierras de arcilla blanca, un microclima mediterráneo, campos elevados… Nemea cuenta con todo lo necesario para producir una amplia gama de vinos, desde frescos y afrutados hasta otros de aromas más fuertes, ideales para que maduren y se conviertan en añejos. Además, las bodegas de Nemea tienen las puertas abiertas a todo aquel que quiera disfrutar de una cata o conocer de primera mano el proceso de producción del vino con una de sus rutas.
Además de por su milenaria tradición vinícola, Nemea es conocido por ser el lugar en el que, según la mitología griega, Hércules realizó su primer trabajo para Euristeo: matar al león de Nemea. Éste era una despiadada fiera que devastó el área y tenía atemorizados a los lugareños. Primero, Herculés intentó matarlo a flechazos pero, viendo que no surtía efecto, se abalanzó sobre la bestia y la mató con sus propias manos, despojándola de su piel.
Kalavryta, la aldea remota entre un desfiladero y una ‘Cueva de lagos’
Yendo más al norte, nos topamos con la pequeña y hermosa ciudad de Kalavryta, a los pies del monte Chelmos. Uno de esos destinos donde los más románticos buscan perderse en plena naturaleza entre casitas de piedra, pintorescas plazas, encantadores callejones, y cafeterías tradicionales. Además, conforme llega el frío, su visita es más que obligada pues dispone de un increíble centro de esquí.
Aunque si lo tuyo son las emociones fuertes y vivir inusuales aventuras, te recomendamos ir al desfiladero de Vouraikos. Solo tienes que tomar el famoso tres cremallera ‘Odontotos’, que conecta este lugar con el pueblo de Kalavryta con el de Diakopto, a través de este cañón, contemplando durante el trayecto un paisaje verdaderamente admirable.
Remata tu estancia por la zona norte del Peloponeso explorando la legendaria ‘Cueva de los Lagos’ en el pueblo de Kastria, a menos de media hora de Kalavryta. Misteriosas galerías y cámaras multicolores pueden ser admiradas en un lugar repleto de impresionantes formaciones de estalactitas y estalagmitas… ¡y de 13 lagos que forman cascadas en tres niveles distintos dentro de la cueva! 1.980 metros conectados por un túnel artificial que llevan de piso en piso y cuya vista es increíble. ¿Te atreverías a cruzar los pequeños puentes colgantes que conectan los lagos? Pocos lugares del mundo albergan tal cantidades de parajes y bellezas naturales como la Grecia continental. Focalizando en la región del Peloponeso y sus impresionantes postales, senderos antiguos, flores silvestres, sistemas montañosos y acogedores y remotos pueblos. Si buscas un viaje con el que disfrutar de la naturaleza y sacar tu alma de aventurero en rutas espectaculares, variadas y manejables, pocas partes de Grecia pueden igualar el Peloponeso.